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jueves, 28 de julio de 2011

Relato



Esta historia comienza en 1973. Ramón era un chico de veinticinco años, no muy alto, pero sí muy formal. Tenía un secreto. Aunque pareciese un hombre normal, no lo era. Con él siempre iba un libro titulado "Aventures d'Arthur Gordonpym".
Rara vez lo vieron acompañado, iba sólo, entre las sombras de la noche, puesto que no le gustaba salir por el día. Simplemente salía para trabajar.
Un día Ramón, lleno de ira, se miró a un espejo y como siempre, no puedo contemplar su rostro, solamente veía su pálida nuca y su cabello negro, al igual que su traje, después de unos minutos torturándose en silencio por su extraño secreto cogió su libro y se imaginó que era el protagonista de este. Demasiada imaginación, pensó. Limpió con los dedos el polvo que el marco dorado de su espejo tenía desde hacía ya mucho tiempo. No tenía más que un espejo en su gran casa. Uno que guardaba en el oscuro sótano.


16 de septiembre de 1973

Caminaba por la calle de camino al trabajo cuando se encontró con un chica, no era muy alta, ni tampoco muy guapa, pero a pesar de ello sus ojos turquesas hacían que el corazón de Ramón diese un vuelco sin saber muy bien porqué. Ese mismo día, Martes, para ser exactos, comenzó a hablar con él Paula, la encantadora chica que le había robado el corazón, a nuestro ya amigo, Ramón. Nunca le había gustado que hablasen con él, ya que ni Ramón sabía como era él mismo. Mientras que Paula hablaba y hablaba Ramón simplemente asentía acompañándolo de una risa nerviosa. Sí, estaba enamorado.

18 de diciembre de 1973

Se acercan las navidades, Ramón se pregunta que le regalará a Paula, desde aquella charla se habían hecho muy amigos, aunque Ramón hubiese empezado a salir por el día y descansar por la noche, aún estaba bastante incómodo, ya que la gente le miraba cuando iba por la calle, cuando de repente se le vino a la cabeza el regalo perfecto: le pediría matrimonio a Paula. La quería, cada noche se imaginaba como sus correteaban por la casa y él, junto con Paula, observaba cada noche como la leña se iba quemando en su gran chimenea hecha en Francia.

25 de diciembre de 1973

Ya era Navidad, Ramón caminaba despacio por las calles de Madrid, ese año había nevado bastante y los niños se divertían jugando con la nieve e imaginando que un montón de nieva era un fuerte para esquivar los ataques enemigos. Ramón reía con sólo pensar que uno de esos niños podría ser su propio hijo. En seguida llego a casa de Paula, demasiado temprano, aunque eso era bueno ya que le daría tiempo a pensar, sus manos humedecidas por el sudor delataban su nerviosismo. Estaba muy nervioso. Después de varios minutos tocó a la puerta y esperó ansioso a que la dulce chica de ojos color turquesas le abriese la puerta, pero no fue así. Nadie abrió esa gran puerta de roble, adornada con unas pequeñas flores pintadas con tonos apagados, nadie.

16 de septiembre de 1974

Ya había pasado un año desde que se conocieron y nueve largos meses en los que no había vuelto a ver unos ojos color turquesas tan bonitos, nueve meses que no pronunciaba su nombre, Paula. Tal vez esa chica nunca existió y puede que nuestro amigo se hubiese vuelto loco. Se había encerrado en su casa, que previamente recubrió de espejos, para recordar que él, simplemente, era un monstruo.

FIN 

viernes, 17 de junio de 2011

Capitulo O11

23 de Diciembre de 2028

17:40

Llevamos aquí bastante tiempo y eso me preocupa, este bosque sigue siendo igual de tenebroso que antes... No sé porque mi padre se convirtió en una persona tan despreciable y porque me encerró a mi también. Me siento traicionado y también que estoy traicionando a mis amigos... y a Kat.
No creo que sigan utilizando águilas y perros para captarnos en este espeso bosque, como hacían antes, pero lo mejor es irnos lejos de aquí. Muy lejos. Tenemos que llegar a Roma. Allí buscaremos a mi abuela, ella es la única que  puede ayudarnos. Desde que papá asesinó a mamá no queda nadie, a parte de mi abuela, que no se haya convertido en un sádico, en una persona sin ningún tipo de escrúpulos, en mi familia. Necesitamos ayuda. James piensa, eres listo, soy listo, venga...

-Kat - dije en un susurro.
-¿Qué quieres ahora? - respondió ella.
-Tenemos que irnos de aquí. Ahora.
-Vale ¡qué listo! ¿Lo has averiguado tú solito? - dijo de forma sarcástica - ¿y a dónde quieres que vayamos?
-A Roma.

Soltó una gran carcajada y contestó con un seco y cortante:

-¿Cómo quieres que lleguemos allí vivos, James?
-Tenemos que ir con cuidado, estuve... - me inventé una mentira rápida - estuve andando por el bosque y he encontrado la salida.
-¿Enserio? ¿No es broma? - preguntó ella con la cara más alegre que le he visto en todo el tiempo que hemos estado juntos.
-No... -me costó mentirle y no decirle que en realidad me sabía recorrer este bosque como la palma de mi mano, porque antes formaba parte del grupo de los hombres de blanco - no es broma.

19:46

La sangre me hervía de forma incontrolada, nos iríamos, viviríamos en Roma con identidades falsas, todo esto era impensable, era como una película de ciencia-ficción que no se la creería nadie. Todo parecía mentira, un sueño o un cuento. Cualquiera de la tres opciones era válida. Tengo un mal presentimiento, desde que James y yo le contamos a los demás nuestra escapada a Roma, ninguno parecía creernos, especialmente no creían la historia de James.
Unas cuantas gotas de agua me caían en la cara, teniendo en cuenta que no sé ni donde estoy, supongo que será una lluvia fugaz, que no llegará a tratarse de una tormenta tropical.
Ando a pasitos hasta la cueva, mirando mis zapatillas gastadas de tanto andar, con ese color blanco que tanto me ha atormentado en esta etapa de mi vida. Tengo el pelo sucio, agujetas por todo el cuerpo y un ligero arañazo que me recorre la ingle y llega hasta la rodilla. Estoy hecha un asco...
¿Dónde estará mi familia? Estarán preocupados por mi, si no están muertos, estoy segura. Me tiemblan las piernas sólo de pensarlo, algo normal desde que estoy aquí. Mañana echaremos a andar y nos olvidaremos de todo esto, viviremos tranquilos en Roma, sin que nadie nos moleste y puede que James se fije en mi. No, puede no, seguro que sí. Buscaré a mi familia, hablaré con ellos y les diré que estoy bien, pero que no me busquen.
Tendré la oportunidad de rehacer mi vida.

sábado, 7 de mayo de 2011

Capitulo 010

23 de Diciembre de 2028
17:03

No sé cuantas horas llevamos aquí dentro, pero son las horas más eternas de mi vida, la falta de agua empieza a notarse y el hambre se está volviendo insoportable, tenemos que encontrar un refugio o al menos un lugar donde haya comida y agua, algo difícil por aquí cerca.

-Amm... ¿Qué tal estás?

-¿Qué te parece? Tengo frío, hambre y sed.

-Lo siento, es que por aquí no hay mucho que comer o beber...

Me encanta cuando se compadece de mi, cuando él mismo se echa la culpa para que me sienta mejor, Iván es un muy buen amigo.

-No te considero simplemente una amiga... -susurro Iván, parece haber escuchado mis pensamientos.

-¿Perdón?

-Que... no sé por qué estás enamorada de él, si es un completo idiota, simplemente se portaba bien conmigo para que no te dijese nada, yo daría mi vida por ti y él no se atreve a nada, ni siquiera a ir a buscar comida o agua, estuve buscando si hay algún rio, pero por los arrededores no hay nada y los niños ya están protestando por no tenerla.

Cambió de tema muy rápido, pero entendí perfectamente lo que intentaba decirme. Él me quiere y yo... yo no. James es un idiota, pero... le quiero. Es difícil enamorarse de la persona correcta, Iván es perfecto, pero no sé que es lo que no me permite ver en el algo más que un amigo.

-Lo siento, ahora soy yo la que se disculpa, no sé porque le quiero, ni siquiera sé porque siento algo por él, nunca hizo nada por mi y no creo que lo haga...

-Tú no tienes la culpa...

Se dió media vuelta y salió de la cueva.

~*~

Lo odio, lo odio con todas mis fuerzas, es un cobarde, un cobarde insensible y aún así le quiere, no logro entenderlo, es que no cabe en mi cabeza, ella no sabe lo mucho que le quiero desde que la ví... es que... es perfecta, pero no se da cuenta de quién le quiere de verdad, es que es tanta la impotencia que siento...

-¿Estás bien?
-No, pequeño. No.


-Está confusa, ella estuvo con él mucho más tiempo encerrada y... se enamoró, el amor se pasa, aunque duela, Kat sufrirá mucho por él...

-Gracias Adler, pero ahora soy yo el que sufre.

-Soy Adelbert -se rió-solían confundirnos, solo nuestros padres nos diferenciaban sin dificultad, a los demás familiares aún les costaba... les echo tanto de menos...

-Adelbert...

-Dime.

-Te llevaré con tu familia. Te lo prometo.

-Nunca prometas algo que no puedes cumplir - noté como se le empañaban los ojos y como se le agitaba la respiración - lo decía mi abuela.

Y diciendo eso, se fue.

-Iván, Iván, ¿Qué quería Adelbert?

-¿Sabías que era Adelbert?

-Sí, él es el que tiene esas cicatrices en las piernas.

-¿Cómo?

-Sí, ¿Es que no lo viste?

-No, pequeña, no. -Cogí a Ania en brazos y fui con Adelbert, logré pillarlo a medio camino.

-¡Hey!

-¿Qué? -preguntó el quinceañero, aún con los ojos llorosos.

-¿Qué es eso? -dije señalando a sus piernas.

-Nada.

-Dímelo ahora - aumente el volumen de mi voz para conseguir la respuesta.

-Aparecieron sólas, en serio, no sé de que son.

-Si, seguro. ¿Me ves cara de tonto?

-¿Y tú? Tú eres el que deja a todos al márgen porque una chica no te hace caso, pero yo soy el que da la vida por su hermano, ¿Sabes que casi lo matan? Sí, ya huímos una vez de "ellos", pero esto no es igual, llevan desde 2025 secuestrando gente joven con doble nacionalidad, para que en España sólo queden españoles, pues sí, eso, aunque te parezca que no, nos mete a nosotros, porque tenemos nombres de otros países, la dictadura ha vuelto Iván, pero no viene tan blanda como antes, para ellos los que no se llamen Pedro, Jacinto o Gabriel no son parte de España, vivimos en un mundo cruel, somos como los indígenas en 1758, nos exterminarán. Si no nos vamos de España lo harán, ahora tenemos que andar y encontrar alguna casa, ¿vale?

Kat tenía razón, era por eso, tenía razón.